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Por: Rosiris Ortega – Docente de Baumhaus Español
“Aplican, por su propia iniciativa, sus habilidades intelectuales de manera crítica y creativa para reconocer y abordar problemas complejos y para tomar decisiones razonadas y éticas”.
El éxito escolar a cualquier edad no es más que la suma de un raciocinio confiable, una mente flexible, la crítica constructiva y mucha creatividad. Estos elementos, bien conjugados y distribuidos a lo largo de los años en cada etapa evolutiva, se vuelven significativos y propician un futuro próspero para el ser humano. Todos esos elementos nos hacen pensar en ese positivo acercamiento escolar que es una tarea fundamental tanto para padres como para profesores.
Observamos que un buen resultado en cualquier momento o suceso de la vida se da cuando pensamos, criticamos, estudiamos y comprendemos lo que sentimos. Porque el pensador crítico es inquisitivo, bien informado, de raciocinio confiable, de mente abierta, flexible, evalúa con justicia, honesto, prudente al emitir juicios, dispuesto a reconsiderar, es claro respecto a los problemas, ordenado, razonable en la selección de criterios, enfocado en investigar y muy persistente para superarse.
Para lograr que cada estudiante sea un buen pensador tanto en el entorno familiar como en el escolar, debe favorecerse la curiosidad y la discusión crítica, el pensamiento y la opinión personal sobre diferentes temas. Que se genere el espíritu de la investigación y la búsqueda de alternativas ante situaciones cotidianas. Esta diversidad de actividades favorece su pensamiento crítico. Las dudas hay que tratar de resolverlas con ellos y con ellas, darles la oportunidad de expresar su punto de vista y buscar la mejor alternativa para solucionarlas.
También la escuela genera procesos de discusión y momentos para que en esos espacios se den a conocer nuevas oportunidades de razonar, de compartir pensamientos, alternativas que propongan nuevas ideas y ante todo “saber” criticar. Si promovemos estas prácticas, observamos que, de alguna u otra forma ellas generan la apropiación de conceptos y algo muy importante la construcción del carácter. También “sensibilizan”. Nada se queda sin respuesta. La oportunidad de pensar en una mejor opción siempre será efectiva y validará así nuestras acciones futuras.
Chance (1986) define el pensamiento crítico como… “la habilidad de analizar hechos, generar y organizar ideas, defender las opiniones, hacer comparaciones, hacer inferencias, evaluar argumentos y resolver problemas”.
Un docente o un padre de familia que combine pensamiento crítico en su entorno con su hijo o estudiante, sin responder mecánicamente o dando una sola y única respuesta, está propiciando un sano ambiente de expresión de ideas interesantes, de un hilo de discusión asertiva y respetuosa donde cada opinión es válida. No se trata de imponer pensamientos, se trata de fortalecer un ambiente de sana confianza.
Evitemos de mil formas manipular la opinión de los niños y niñas para imponer nuestro punto de vista. Demostremos que siempre son escuchados y que sus opiniones se tienen en cuenta en la toma de decisiones, sobre todo, cuando pensamos que éstas puedan afectar su confianza o que vayan a generar un impacto en su mundo. Por lo tanto, hay que estimular el pensamiento constantemente, promoviendo el diálogo y fomentando prácticas que conlleven a un ambiente socioafectivo sano y seguro.
En estas prácticas sugerimos a padres y docentes algunas herramientas para fortalecer un pensamiento crítico:
Por ejemplo, promover preguntas para pensar, darle tiempo suficiente para que reflexione y responda.
También es oportuno fomentar en casa y en el colegio un clima de confianza donde las opiniones de todos sean tenidas en cuenta. Donde el error, la equivocación, sirvan como inicio de un diálogo abierto y constructivo.
Sumar a estas prácticas el aprendizaje autónomo donde piensen y actúen de manera reflexiva, encontrando sus propias respuestas.
Aprender a narrar situaciones cotidianas que contengan un conflicto de valores donde deban posicionarse y responder con alternativas de solución.
Y algo muy práctico, analizar las noticias o un libro, una película, desde diferentes fuentes, periódico, radio, televisión, redes sociales, de esta manera se enfocan en los diferentes puntos de vista, argumentando y contrastando sus opiniones.
En todas estas rutinas de pensamiento se produce el verdadero aprendizaje.