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El colegio, la universidad, los estudios posteriores, el trabajo soñado. Esa parece ser la secuencia que siguen muchos para alcanzar el éxito. No obstante, hay personas que buscan algo más: no acumular horas en un rol, sino ejercer una profesión con pasión para encontrar la verdadera realización personal. Ese es el caso de Lea Mosquera Manga, egresada de la Promoción 1989, quien más que narrarnos su hoja de vida, nos regala su propia experiencia hacia la plenitud.
Tras la formación académica y en valores adquirida en nuestro Colegio Alemán de Barranquilla, Lea se graduó como médica cirujana de la Universidad del Norte. Siguiendo esa secuencia lógica de la carrera académica, hizo un posgrado en Administración Hospitalaria y Auditoría en Salud en la Escuela de Administración y Negocios de Bogotá y luego obtuvo su título como Especialista en Medicina Física y Rehabilitación de la Universidad El Bosque.
De la teoría a la práctica
Su experiencia profesional también es amplia y diversa, ya que ha tenido la oportunidad de desempeñarse en cargos relacionados tanto con su entrenamiento clínico, como con su formación administrativa. Lea ha sido auditora médica y directora de admisiones y también ha ejercido en los servicios hospitalarios y ambulatorios en instituciones de todos los niveles de complejidad, siempre enfocada en la atención integral del paciente como ser humano y en la búsqueda permanente de su bienestar, siguiendo los más altos estándares de calidad.
En medio de ese recorrido profesional cargado de muchos momentos satisfactorios, su verdadera plenitud surgió en un trabajo que le cambió la vida: cuando se convirtió en médica asistente del Grupo de Dolor de la IPS Rangel en Bogotá y luego, tras su posgrado, cuando regresó tres años después a la misma institución, ahora como médica fisiatra.
El tratamiento integral del dolor
Cuando Lea habla sobre lo que hace, su pasión es evidente: “este es el cargo que, sin temor a decirlo, me llena, me satisface, me complementa y me enseña cada día a ser mejor ser humano, a valorar una sonrisa, un abrazo, un detalle y una palabra de agradecimiento de cada paciente cada vez que logro aliviar su dolor y mejorar su calidad de vida”, asegura con calidez.
Para Lea el tratamiento integral del dolor está relacionado con entender a las personas, escucharlas y aprender a interpretarlas; requiere una visión más amplia para abordar la molestia física de la mano de la emocional, con el fin de darle un manejo funcional.
“Cada vez que un paciente se sienta frente a mí a contarme su dolencia, soy yo la que se sienta frente a un espejo y se autoatiende; creo que esta es la mejor forma de cumplir mi juramento hipocrático y de retribuir a la humanidad mi vocación de servicio”, explica. Por esto, su alegría está en la sonrisa de cada paciente que atiende que, tras pasar por esa montaña rusa física y emocional, recupera su funcionalidad y mejora su calidad de vida.
Siempre conectada con su colegio
Lea, hija de madre soltera, entró al Colegio Alemán gracias a una beca. Su paso por la institución también dejó huellas en su historia personal ya que, hasta el día de hoy sostiene que los egresados DSBaq se caracterizan no solo por los idiomas que aprenden a hablar, sino por ser profesionales de alto desempeño, independientes, con gran sentido de la responsabilidad, la lealtad, el estoicismo, la fiereza, la nobleza y la ‘berraquerra’.
Además, asegura que los Alumni DSBaq le dan un gran significado a la palabra amistad. “Cada reunión con mis hermanos de la Prom 89 es un acto de amor, una recarga de cariño infinito y la remembranza de grandes momentos. Estamos juntos en las buenas, en las malas y hasta en las peores”, afirma.
Por esto, Lea es parte del grupo de exalumnos y del Club de Lectura, ya que para ella éstos le permiten conectarse con gente maravillosa que le recuerda que “el cariño sincero sí existe, que atrás no quedaron esos años de infancia y adolescencia: esos años maravillosos aún habitan en nosotros y a pesar del paso inexorable del tiempo, seguimos siendo los niños-adultos que conforman la gran familia del Colegio Alemán”.
“La edad no es un impedimento”
La experiencia de Lea guarda una profunda reflexión sobre el tiempo y cómo decidimos invertirlo. Uno de sus logros educativos más importantes, y que la llena de orgullo, es haber logrado ingresar a una especialidad clínica pasados sus cuarenta años, algo que le permitió demostrar que la edad no es un impedimento para cumplir los sueños y que nunca es tarde para continuar creciendo profesionalmente.
“Me demostré a mí misma que la vida es efímera, que los momentos son únicos, las oportunidades explorables y explotables y que cada paso que das es un ladrillo en la construcción de tu felicidad y futuro”, reflexiona.
En esa secuencia de estudios, cargos y pacientes recuperados, Lea tiene más clara que nunca su realización profesional y personal, esa que todos anhelamos, pero que a veces olvidamos con las urgencias cotidianas: “si siembras con amor, pasión, entrega y disciplina, recogerás una cosecha abundante de satisfacción, felicidad y bendiciones”.
La inspiración de Lea en su carrera hacia el éxito también reside en su familia; su abuelo materno ha sido su modelo a seguir para convertirse en un buen ser humano y una excelente profesional.
Por esto y por su gran trayectoria Lea
se siente hoy “ejemplo de lucha, valentía, esfuerzo, responsabilidad, lealtad, entrega y resiliencia para su adorada hija, demás seres queridos, amigos, compañeros de trabajo y todos los que la rodean”, el logro de su vida que parece resumir a grandes rasgos el verdadero significado de la plenitud.