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31 agosto, 2021Nuestra Orquesta Sinfónica Juvenil cuenta con un nuevo director: el reconocido músico Juan Camilo Toro
Creado por: José Ríos Mercado. Uno de los proyectos institucionales más importantes de nuestro colegio como lo es la Orquesta Sinfónica Juvenil cuenta con un nuevo director: el Doctor en Artes de la Universidad de Antioquia, Juan Camilo Toro. Conversamos con él para conocer más detalles acerca de su formación académica, trayectoria profesional y expectativas en torno a este desafío que asume.
¿Quién es Juan Camilo Toro Echeverri?
Nací en Medellín, tengo 41 años de edad y soy un amante de la música desde que tengo memoria. Cuando mi madre se enteró que yo quería ser músico, me propuso que hiciera otra carrera y si a mí no me gustaba, ella me pagaría la formación musical; me presenté en una universidad de Medellín para estudiar Medicina y lo mejor del cuento fue que pasé, aunque solo estuve medio semestre porque no era lo que yo quería hacer.
Actualmente, tengo una fundación llamada Música Retórica cuyo objetivo es la promoción de jóvenes talentos en el campo musical. Esta entidad trabaja de la mano con la Corporación Pasión y Corazón, quienes fundaron la primera orquesta filarmónica indígena del país. Uno tiene que ser ante todo un buen ser humano y debe mostrar en todo momento ‘respeto’, y que aquellos valores dados por la música como ‘la disciplina’, se vuelvan parte de tu vida.
¿Qué formación académica tiene y cuáles han sido tus experiencias laborales más relevantes?
Estudié Dirección de Orquesta en la Universidad EAFIT de Medellín y tengo una especialización en Dirección de Orquesta Sinfónica en la Universidad Juan N. Corpas de Bogotá; también cursé la maestría en Teoría de la Música nuevamente en la EAFIT y he realizado varios cursos internacionales de bajo continuo. El instrumento que interpreto es el clavecín, es como ‘el abuelo del piano’ y la música que realmente más me gusta y la que más he estudiado es la barroca; mi última formación fue el Doctorado en Artes que realicé en la Universidad de Antioquia y mi investigación fue sobre la interpretación musical a partir de la retórica.
Cuando tenía 18 años tuve mi primer trabajo como director y siempre he sido muy afortunado en ese sentido porque siempre he tenido una orquesta o un coro al frente. Durante 14 años estuve vinculado laboralmente a la Fundación Amadeus como Director titular de la Orquesta principal, la cual estaba conformada por cerca de 270 integrantes, todos jóvenes en edad escolar; con esta orquesta se hizo un trabajo muy interesante, en alianza con varios maestros venezolanos, y se logró que pudiera tocar la Primera Sinfonía de Mahler, la Cuarta y Quinta de Tchaikowsky, y la Tercera de Beethoven, lo cual no fue un reto pequeño teniendo en cuenta las edades de los músicos.
Esta experiencia me impulsó a seguir formándome en Venezuela con los mismos maestros; vale la pena mencionar que la formación orquestal en el vecino país le lleva años de ventaja a la de Colombia, por eso no ir a Venezuela, no conocer el sistema, no trabajar con ellos, lo considero un error de una persona que se está formando para ser formador de orquestas y aparte, director sinfónico. En este momento en Medellín sigo al frente de varios proyectos: soy el Director titular de la Orquesta Filarmónica Metropolitana, conformada por jóvenes, y de la Orquesta Camerata Jaibaná, integrada por músicos profesionales.
Como investigador he desarrollado varias ponencias nacionales e internacionales relacionadas con la música retórica, música y género, y el estudio de partituras antiguas de tratados originales, las cuales han sido transcritas para que la anotación moderna las pueda leer.
¿Qué representa para ti tanto profesional- como personalmente haber sido escogido como Director de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Colegio Alemán?
Para mí es un honor y estoy supremamente agradecido con el colegio porque más que trabajar con orquestas profesionales, lo que me apasiona es trabajar con orquestas juveniles; el que una institución tan reconocida como el Colegio Alemán de Barranquilla me haya tenido en cuenta para este cargo, es una gran satisfacción. Esta oportunidad más que un trabajo es un placer, eso es lo bonito de ser artista: nosotros no trabajamos, nosotros nos levantamos a hacer música todos los días con gente que quiere aprender y quiere hacer música.
¿Cuál será tu aporte para el fortalecimiento de este proyecto como lo es la Orquesta Sinfónica Juvenil?
Lo principal es entender que la música realmente no es un objetivo de la orquesta en este momento y eso cuesta entenderlo; la música es el resultante de un grupo de personas que se sientan a ponerse una meta grupal. Si entendemos la importancia y el valor de la orquesta, y de lo que nos aporta para la vida, que se haya untado un poco de arte, que haya entendido ese lenguaje de las emociones, que haya entendido que eso te cambia como persona, ese es el objetivo de la orquesta.
¿Qué aspectos consideras que son claves en el trabajo musical con niños y adolescentes?
Hay que enamorarlos de la música, la música es un arte-ciencia y eso suena muy extraño; en la Edad Media la música como tal era la medida de una proporción en movimiento. La proporción es cuando tú tocas un intervalo musical, eso vibra; la vibración se puede medir, entonces es la vibración lo que estás midiendo. Con el tiempo la música pasa a ser un arte del lenguaje.
El espacio de orquesta no es un lugar adonde uno vaya a estresarse o ir a sufrir, sino para hacer las cosas bien con disciplina; cada integrante debe responder por sus cosas y tiene que tocar y estudiar. Si podemos disfrutar lo que tocamos, si entendemos la música de esa manera, la unión de ‘disciplina’, ‘disfrute’, ‘valores’, ‘proyección’ e ‘identidad’, nos va a enamorar a todos.